Katharina Grosse – Acrílico sobre Plancha de Aluminio – Firmado – 2003

Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se han producido distintos “terremotos” en la historia del arte. Los desplazamientos de las placas tectónicas artísticas o tendencias lo han llevado a dos panoramas distintos: uno tradicional o figurativo y otro abstracto o de pigmentos. En el primero, el espectador mira el cuadro desde fuera hacia adentro, buscando profundidad. En el segundo, el espectador recorre con su mirada toda la superficie plana del cuadro y entra en la llamada emoción visual.

Este segundo caso es el que ahora nos ocupa con la gran artista internacional Katharina Grosse, nacida en octubre de 1961 en Friburgo de Brisgovia, Alemania. Se ha distinguido tanto por sus aportaciones a la pintura como por sus intervenciones site-specific, es decir, intervenciones específicas en el sitio, adaptadas a las características del entorno en el que se presentan. Esto incluye murales, instalaciones y obras al aire libre que interactúan con el entorno físico.

El cuadro que presentamos está pintado con acrílico sobre plancha de aluminio, firmado por la parte de atrás y fechado en 2003. Presenta unos colores vibrantes y audaces, a manera de ramalazos, que le dan una vibración y un movimiento especial a la obra, causando una gran impresión visual y una alegría espiritual bajo la presencia de esa rica gama cromática. Estas connotaciones hacen de esta artista una figura única en el mundo del arte contemporáneo. Sus obras se encuentran en los principales museos y entidades europeas, principalmente en Alemania y Austria.

En resumen, la obra de Katharina Grosse es una exploración continua de los límites de la pintura y su capacidad para transformar el espacio y la percepción.

Medidas: 76 x 57 cm

Estoy interesado

Categoría: Etiquetas: , ,
 

Descripción

Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se han producido distintos “terremotos” en la historia del arte. Los desplazamientos de las placas tectónicas artísticas o tendencias lo han llevado a dos panoramas distintos: uno tradicional o figurativo y otro abstracto o de pigmentos. En el primero, el espectador mira el cuadro desde fuera hacia adentro, buscando profundidad. En el segundo, el espectador recorre con su mirada toda la superficie plana del cuadro y entra en la llamada emoción visual.

Este segundo caso es el que ahora nos ocupa con la gran artista internacional Katharina Grosse, nacida en octubre de 1961 en Friburgo de Brisgovia, Alemania. Se ha distinguido tanto por sus aportaciones a la pintura como por sus intervenciones site-specific, es decir, intervenciones específicas en el sitio, adaptadas a las características del entorno en el que se presentan. Esto incluye murales, instalaciones y obras al aire libre que interactúan con el entorno físico.

El cuadro que presentamos está pintado con acrílico sobre plancha de aluminio, firmado por la parte de atrás y fechado en 2003. Presenta unos colores vibrantes y audaces, a manera de ramalazos, que le dan una vibración y un movimiento especial a la obra, causando una gran impresión visual y una alegría espiritual bajo la presencia de esa rica gama cromática. Estas connotaciones hacen de esta artista una figura única en el mundo del arte contemporáneo. Sus obras se encuentran en los principales museos y entidades europeas, principalmente en Alemania y Austria.

En resumen, la obra de Katharina Grosse es una exploración continua de los límites de la pintura y su capacidad para transformar el espacio y la percepción.

Medidas: 76 x 57 cm